Roman
Jakobson.
Lingüista y filólogo ruso, considerado el fundador de la
lingüística y de la fonología. Fundador
del Círculo Lingüístico de Moscú y una de las principales figuras del
formalismo ruso. Una de las grandes aportaciones concretas de Jakobson fue la
teoría de la información, constituida en 1948. Sus estudios sobre crítica
literaria parten de la concepción de que la poética es parte integrante de la
lingüística.
Biografía
Nacido
el 11 de octubre de 1896 en Moscú, Rusia. Inició en esa capital estudios de
lenguas orientales y estudió en su Universidad. En su etapa juvenil conoció el
auge del gran simbolismo ruso (Aleksandr Blok, Andréi Bely), así como del poeta
vanguardista Jlebnikov.
Labor
como profesor
Tras
estudiar en la Universidad Estatal de Moscú, marcha a Checoslovaquia, donde
desempeña el cargo profesor en Praga y en Brno hasta 1939, habiendo colaborado
en 1926, junto con Nikolai Troubetskoy y S. Karcevsky, en la fundación del
Círculo Lingüístico de Praga cuya primera reunión se celebró al año siguiente.
Ya entonces se ocupaba de cuestiones de poética, dentro del movimiento conocido
como Formalismo ruso y en 1928, con ocasión del Primer Congreso de Lingüística
General, de La Haya, en la redacción, junto con los demás miembros del Círculo,
de las Tesis para el Congreso de filólogos eslavos (1929), en las que se afirma
la idea de una lingüística estructural. Tras la invasión nazi, marcha a Noruega
y a Suecia, y emigra finalmente en 1941 a los Estados Unidos, donde enseña en
Nueva York, Harvard y Massachusetts, allí fundó el Círculo Lingüístico de Nueva
York.
Enseñó
en Copenhague, Oslo, Uppsala, Columbia, y en Harvard. Tuvo ocasión de tratar a
Claude Lévi-Strauss, un antropólogo francófono belga, entonces exiliado, y de
influir en sus planteamientos estructurales de la antropología. Jakobson fue
reivindicado y sus libros bien difundidos en Francia, desde donde llegaron a
España, entre otros países.
Muerte
Muere el
18 de julio de 1982 en Boston, Estados Unidos.
Contribuciones
La obra
de Jakobson, aunque considerable, es dispersa y no está sistematizada en
grandes obras. Consta de 475 títulos, de los que 374 son libros o artículos y
101 son textos diversos (poemas, prefacios, introducciones o artículos
periodísticos). Además, buena parte de ella se ha realizado en colaboración con
otros autores. Hasta 1939 se ocupa principalmente de poética y teoría de la
literatura.
Su obra toca simultáneamente las disciplinas
de la antropología, la patología del lenguaje, la estilística, el folclore y la
teoría de la información. Por ello recurrió a una veintena de colaboradores
diferentes en distintas disciplinas. Suya es la primera definición moderna del
fonema: "Impresión mental de un sonido, unidad mínima distintiva o
vehículo semántico mínimo". Reduce todas las oposiciones fonológicas
posibles a solamente doce: vocálico/no vocálico, consonántico/no consonántico,
compacto/difuso, sonoro/no sonoro, nasal/oral, etc., lo que ha suscitado muchas
objeciones, sobre todo por su carácter reduccionista (se le achaca una
tendencia excesiva hacia las clasificaciones binarias, que no siempre se
ajustan a una realidad lingüística más variada). Pero fue un pionero de la
fonología diacrónica con su trabajo de 1931.
La
estilística y la poética son sin duda las preocupaciones más antiguas y
profundas de Jakobson. Sus teorías se desarrollaron dentro del formalismo ruso,
que constituía una reacción contra una tradición de teoría literaria rusa
excesivamente dominada por los aspectos sociales, y por tanto concede mucha
importancia a las formas, desde las más simples (recurrencias fónicas) a las
más complejas (géneros literarios). Sus teorías se presentan fundamentalmente
en el artículo "Lingüística y poética", de 1960, incluido en sus
Ensayos de lingüística general. De su teoría de la información, constituida en
1948 y articulada en torno a los factores de la comunicación (emisor, receptor,
referente, canal, mensaje y código), Jakobson dedujo la existencia de seis
funciones del lenguaje: la expresiva, la apelativa, la representativa, la
fática, la poética y la metalingüística, completando así el modelo de Karl
Bühler.
Estudios
sobre el lenguaje
Comenzó
a ocuparse de los problemas del lenguaje, de la teoría del arte y de sus
relaciones. A principios de los años veinte se trasladó a Praga (en 1923 fue
nombrado allí profesor de Filología rusa, y en 1937, en Brno, lo fue de
Literatura checa antigua), y publicó los resultados más interesantes de esta
primera fase de sus estudios: La nueva poesía rusa, de 1921, y Sobre el verso
checo, con particular referencia al verso ruso, de 1923. En estos trabajos,
sobre todo en el segundo, ya se afirmaba con claridad su visión de la poesía
como un sistema lingüístico dominado por leyes específicas propias, en las que
se confronta siempre una distinción entre elementos significativos y no
significativos, y también el aprovechamiento de éstos con fines poéticos.
Sus
investigaciones sobre el lenguaje infantil fueron también muy innovadoras, al
destacar el papel universal que en el mismo tienen las oclusivas y las nasales.
También son modélicos, sugerentes y pioneros sus estudios sobre las afasias, en
los que deslinda dos tipos de anomalías: las relacionadas con la selección de
unidades lingüísticas o anomalías paradigmáticas, y las relacionadas con la
combinación de las mismas, o anomalías sintagmáticas. Este estudio provocó un
interés apasionado en los neurólogos y los psiquiatras y la renovación de los
estudios médicos en este campo.
El interés por los fenómenos literarios será
una constante de los estudios de Jakobson: en sus Observaciones sobre la prosa
del poeta Pasternak, de 1935, destacó (posteriormente volvió a tratar estos
temas en sus estudios sobre afasia) la relación global y dialéctica entre
"metáfora" (similitud) y "metonimia" (contigüidad), dos
directrices opuestas y complementarias, fundadas en la bipolaridad del propio
lenguaje, y en 1942 se ocupó de la poética en Versos desconocidos de
Maiakovski.
En
Closing statements: Linguistics and Poetics (1958) definió seis funciones del
lenguaje, basándose en los factores constitutivos de cada proceso lingüístico:
función "referencial", orientada al contexto, "emotiva" al
emisor, "connotativa" al receptor, "fáctica" al contacto,
"metalingüística" al código y "poética" al mensaje. La
Poética, como estudio de dicha función, debe considerarse parte integrante de
la Lingüística. Ya en Praga, Jakobson había comenzado a interesarse por la
fonología. En 1926 estuvo entre los fundadores del Círculo Lingüístico de
Praga; en 1928 participó en el Primer Congreso Internacional de Lingüística en
La Haya, donde presentó un programa general de lingüística funcional y
estructural, elaborado junto a Karcevski y Trubeskoi, con particular atención a
la fonología, y que daba la primera demostración analítica de la existencia de
sistemas fonemáticos.
La originalidad de esta postura reside en la
reconducción de los fonemas, hasta entonces considerados de forma atomizada, a
un principio fonético en el cual puedan definirse a través de sus trazos
distintivos. En diferentes trabajos, entre los que se encuentran las
aportaciones al cuarto y al sexto Congreso Internacional de Lingüística
(Copenhague, en 1936, y París, en 1948) desarrolló esta teoría hasta llegar a
los últimos manuales generales: Preliminaries to Speech Analysis (con C. Fant y
M. Halle, 152) y Fundamentos del lenguaje (con M. Halle, 1956).
Intentó extender al concepto de oposición
binaria a otros aspectos del lenguaje, partiendo de dos estudios de morfología
estructural Zur Struktur des russischen Verbums (1932) y Beitrag zur
allgemeinen kasuslehre (1936), y por ello fue de los primeros y de los pocos
que se ocuparon de fonología diacrónica en Remarques sur l'évolution
phonologique du russe comparée à celle des centres langues eslaves (1929) y
Prinzipien der historischen Phonologie (1931).
Entre
sus más de setecientas obras, la principal recopilación es Selected Writings,
en ocho volúmenes. En 1963 se publicó en París, una antología de sus Ensayos de
Lingüística General, que permite captar la intención general de sus estudios y
la diversidad de sus intereses. Otros artículos de 1956 y 1957 se encuentran
recogidos en El desarrollo de la semiótica.
Modelo de Jakobson ESQUEMA DE LA
COMUNICACIÓN
Bibliografía
- R. Jakobson: “Ensayos de lingüística general”. Ed. Planeta. Barcelona. 1985.
Cada vez
que se produce una comunicación por breve o intrascendente que parezca, todos
los elementos del esquema se ponen en funcionamiento, aunque no en la misma
medida ni de igual manera.
EMISOR Y
RECEPTOR: ACTORES DE LA COMUNICACIÓN
En un acto de comunicación siempre
interviene el EMISOR y el RECEPTOR, aunque su participación puede suceder sin
consentimiento, consciencia o intención de cualquiera o ambos actores. Un
EMISOR puede emitir mensajes, aunque no tenga intención de hacerlo, tanto como
un RECEPTOR puede ser destinatario de un mensaje que no desea recibir. El
EMISOR es el que inicia la comunicación con alguna intención voluntaria o
involuntaria. El RECEPTOR es el destinatario del MENSAJE aunque éste puede no
ser el pensado por el EMISOR o tener otras características de las esperadas.
Es importante señalar que tanto el EMISOR
como el RECEPTOR deben comprenderse en un sentido amplio. No tienen por qué
conocerse personalmente. Una publicidad de cigarrillos puede tener como EMISOR
a los que comercializan la marca MARLBORO y como RECEPTOR, miles de personas
que vieron la publicidad por televisión.
CANAL:
¿POR DÓNDE PASA LA COMUNICACIÓN?
El CANAL, se refiere a la vía parla cual se
va a establecer la comunicación. Es decir: 1º) a los componentes físicos que
intervienen en la comunicación (el aire, una frecuencia, una onda, la
proyección de luz, etc.), 2º) a lo fisiológico (la vista, el oído, el tacto,
etc.) y 3º) a lo psicológico (la predisposición a comunicarse o el estado de
ánimo).
El CANAL puede ser: NO MEDIADO: es cuando el
EMISOR y el RECEPTOR se encuentran en el mismo espacio físico. Ejemplo: la
comunicación que se establece en un aula entre alumnos y maestro. El canal está
MEDIADO cuando por ejemplo, en una transmisión por radio o televisión, el canal
de la comunicación se establece entre interlocutores vinculados por ondas
electromagnéticas.
CÓDIGO:
¿CÓMO DESCIFRAR EL MENSAJE?
El CÓDIGO es lo que tienen en común el
EMISOR y el RECEPTOR para poder comunicarse. Es decir, las reglas que deben
compartir para permitir, por un lado la utilización del lenguaje y por otro, la
posibilidad de interpretación. El CÓDIGO siempre es necesario para la
comunicación porque si no se entiende lo que se está diciendo. El guiño de un
ojo, como cualquier otro gesto, para ser comprendido con determinada intención
(complicidad, aviso, alerta, etc.) es el CÓDIGO que da la clave de
interpretación que debemos utilizar para que la comunicación se establezca.
Cuando el EMISOR o el RECEPTOR en una
comunicación, tiene dudas sobre si se está entendiendo el mensaje, recurren al
CÓDIGO para definir el sentido. Los
CÓDIGOS funcionan como un lenguaje paralelo al cual se acude en caso de dudar
sobre la emisión o recepción del mensaje. Por ejemplo, si en medio de una
conversación entre dos personas, una pregunta "¿Me entendés?" o
"¿Qué querés decir con eso?", lo que se está haciendo es interrogar
sobre si se está utilizando el mismo CÓDIGO de interpretación en la
comunicación.
CONTEXTO:
TODO LO DE ALREDEDOR
El CONTEXTO, al igual que el CÓDIGO, forma
parte de lo que comparten el EMISOR y el RECEPTOR El CONTEXTO está conformado
por todos los elementos "externos" que directamente o de manera
imperceptible influyen en la comunicación. Estos elementos definen la relación
entre el MENSAJE y los interlocutores (EMISOR y RECEPTOR).
La enumeración de todos los elementos que
conforman el contexto puede ser infinita, como la descripción de todo lo que
nos rodea. Pero, sin duda, no todo influye de la misma forma por lo que se debe
establecer un orden de prioridades que definan al CONTEXTO. El CONTEXTO puede
ser determinado por las características de un lugar: un país, un paisaje, una
ciudad, una institución, una casa, la decoración, la iluminación, los muebles,
un olor, un ruido, una música, etc. O también un horario, el clima, si hay
mucha gente, si es de noche, si uno de los interlocutores tiene hambre, se
siente mal, etc.
MENSAJE:
EL OBJETIVO DE LA COMUNICACIÓN
El MENSAJE es el producto final de la
comunicación: el sentido. Utiliza todas las expresiones y variaciones del
lenguaje que hacen posible que se pueda decir lo mismo de diferentes maneras.
El MENSAJE es lo que produce, circula y reproduce el sentido en el proceso de
comunicación.
DIAGRAMA DEL ESQUEMA DE LA
COMUNICACIÓN
La relación comunicativa se
establece entre dos elementos protagónicos: de un lado, el elemento activo, al
que llamaremos el agente emisor (A), productor o cifrador de determinados
mensajes, y, de otro, el elemento pasivo, al que llamaremos el agente receptor
(B), descifrador o consumidor de los mismos.
Para que tenga lugar
realmente esta relación de comunicación es necesaria una determinada conexión
física entre el lugar del agente que está en la fase de ciframiento de los
mensajes y el lugar del otro agente, el que está en la fase de desciframiento
de los mismos. A esta conexión efectiva entre ambas situaciones, que en el caso
de la comunicación lingüística básica sería el estado acústico de la atmósfera,
la denominaremos el contacto (Ct). La información, aquello que el emisor cifra
y el receptor descifra en el proceso de comunicación, sólo existe en éste en
calidad de mensaje (M), es decir, como información incorporada en el contacto,
articulada con él, haciendo de él un material simbólico. La información es
aquello proveniente del espacio que rodea por fuera a las dos situaciones
interconectadas, de lo que el emisor se ha apropiado y que él pretende hacer
llegar al receptor. A este elemento exterior, al que sólo el emisor tiene
acceso, lo llamaremos el referente (R). Finalmente, el elemento que permite
cifrar y descifrar la información en calidad de mensaje, manejar de manera
adecuada al contacto para poner y para reconocer en él su consistencia
simbólica, elemento que está “en posesión” lo mismo del emisor que del
receptor, lo llamaremos el código (K). El proceso de comunicación tiene lugar
en dos momentos o dos fases diferentes y consecutivas, la de la producción,
emisión o ciframiento del mensaje y la del consumo, recepción o desciframiento
del mismo. En el primer momento, el agente emisor, cuya situación está abierta
al referente, toma una información acerca de éste, la somete a una acción de
ciframiento, ejecutada sobre el material de contacto y mediante el uso activo
de un determinado código de simbolización, y la envía así, convertida en
mensaje, en dirección al receptor. En el segundo momento, el agente receptor,
cuya situación no tiene acceso al referente, acepta el mensaje proveniente del
emisor, toma la alteración del contacto y descifra de ella, mediante el uso
pasivo del mismo código de simbolización, la información que le aporta una
cierta apropiación cognitiva del referente. El proceso de comunicación, sigue
Jakobson, se constituye como una síntesis de muy diferentes funciones comunicativas
centradas cada una de ellas en uno de los elementos de dicho proceso. Las seis
funciones que él distingue en la comunicación lingüística son las siguientes:
función referencial, función expresiva, función apelativa, función fática,
función metalingüística y función poética. (Ver el diagrama 3.) Jakobson
reconoce que el proceso de comunicación lingüística tiene básicamente una
función referencial o cognitiva. La comunicación está motivada sobre todo por
la realidad exterior, el referente o contexto, es decir, por la necesidad de
compartir la apropiación cognoscitiva de ella; la comunicación posibilita la
socialización de esta apropiación del referente. En todo proceso de
comunicación, se trata de que el agente receptor interiorice algo que está aconteciendo
en una zona para él inaccesible de la realidad, y que lo haga mediante la
absorción de una información acerca de ese “algo” que le está siendo enviada
por el emisor —que sí tiene acceso a esa zona— y que fue compuesta por él a su
manera.