Sonia Jara
Hay estudiantes educados, corteses
que sonríen y saludan amigablemente.
Hay estudiantes que hurtan y
Se roban tu corazón.
Hay estudiantes tranquilos, callados,
responsables que en silencio te siguen.
Hay estudiantes rebeldes, gritones
que no te dejan ver con facilidad
su verdadero yo.
Hay estudiantes sabelotodo
que no necesitan de ti
pues para aprender se bastan ellos solos.
Hay estudiantes sensibles
que en un abrazo te entregan
su amistad y cariño.
Hay estudiantes atrevidos
que desean vencer los miedos.
Hay estudiantes irreverentes
que con paciencia los transformas.
Hay estudiantes pacientes
que toleran y avanzan.
Hay estudiantes ecologistas
que buscan proteger y salvar al mundo.
Hay estudiantes líderes
que llevan y guían al grupo por el sendero.
Hay estudiantes retraídos y quemeimportistas.
Hay estudiantes excepcionales, comprometidos, positivos
que buscan el bien común, sin darse a notar.
Hay estudiantes aventureros
que prefieren los riesgos.
Hay estudiantes únicos y especiales
que te permiten un consejo y se vuelven tus amigos.
Hay estudiantes que en vez de ser parte de una generación
se vuelven integrantes activos de la degeneración.
¿Y ustedes qué clase de estudiantes son?
¡¡Para ustedes chicos!!
La fuente de la vida
Este es mi primer artículo y he tomado como referencia esta frase corta pero profunda. Cada uno de nosotros busca encontrar la fuente de la vida y la busca en todas partes sin tomar en consideración que la verdadera fuente de nuestra vida está en nuestro interior (el corazón).
Cuántos de nosotros en momentos de soledad, de dolor, de angustia, de sufrimiento hemos ido en busca de refugio, aliento, apoyo, sanación y hasta esperanza sin obtener resultados.
Recordemos que para alcanzar las metas, los logros, los deseos es muy necesario cuidar nuestro corazón; como cuando éramos niños y con dedicación cuidábamos la plantita que mediante una semilla crecía primero en un vasito y luego en una maceta. Así día a día nuestro interior debe ser considerado, querido y hasta mimado para que resplandezca por lo bien tratado que está.
Todos los días levantémonos con entusiasmo, alegría, fuerza y seamos agradecidos por todo lo que poseemos. Pues la fuente de vida está en nosotros.
Sonia Jara